No cuestiono (ni por un momento)
las habilidades y competencias para la vida que el óptimo trabajo del
pensamiento computacional puede aportar a los estudiantes de cara a su día a
día personal y a su futuro profesional. ¿Quién no desea que sus estudiantes
sean capaces de: resolver problemas de una manera eficaz, sencilla, rápida y
contando con recursos limitados? ¿Qué profesor/facilitador/guía no quiere que
reforzar el co-crear, el compartir, el experimentar en sus actividades de aula?
¿Quién de nosotros no apuesta por fomentar la comunicación, la expresión de
sentimientos o la tolerancia a través de actividades en las que el juego o el
ser feliz mientras se hace no cobre una especial relevancia?
Pero hace falta un algo o muchos “algo
mases” para que la programación o la robótica inyecten todo su poder en los
agentes educativos. En este sentido, considero que resulta relevante incidir sobre…
El por qué y para qué se
introduce el pensamiento computacional: que no sea por moda o porque lo dicta
Europa o el departamento de educación; que sea porque somos conscientes de su
potencial para desarrollar de manera integral a nuestros estudiantes.
El por quién se facilitan estas
materias: los profesores requieren de una formación permanente (los que ya
están en el aula) o de una formación inicial (los que justo se encuentran en la
universidad) que les permita adquirir y afianzar sus conocimientos sobre el
pensamiento computacional, la robótica, la electrónica, la programación, etc.
¡Que nos quiten el miedo! ¡Que no es necesario ser ingeniero para poder llevar
a las aulas estas materias de manera exitosa!
El cómo se va insertando en el
aula: a través del planteamiento de metodologías favorecedoras del “aprender
haciendo” como el Design Thinking,
dejando la clase magistral relegada en el último cajón de nuestro pupitre de
docente. Favoreciendo el aprender el “con” y el “de” los otros.
El dónde se imparten las
asignaturas: en aulas que favorezcan la movilidad, el “estar a gusto” y la
comunicación. Donde todos los agentes educativos sean responsables de ese
espacio y se apropien del mismo estableciendo las meta-ideas de uso y
compartición.
El con qué se desarrollan las
actividades de enseñanza-aprendizaje-evaluación propuestas: se requieren
recursos (ya sabemos que nada es for free)
tecnológicos (que si pilas, que si leds, que si Arduinos, que si…). Hay que
conseguir que se establezca una nueva partida de presupuestos destinadas a
estas materias.
Resumiendo, integración del pensamiento computacional en las aulas de cualquier nivel educativo del siglo XXI… ¡SÍ! pero no a cualquier precio.
P.S. Mi robot se encuentra en proceso de diseño... estoy en la categoría Boldbot= "novata pero sin miedo a las tecnologías". Pero estuve haciendo algunas pruebas antes de empezar a diseñar el mío propio.
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